Recuerdo tu presencia
cuando veo
tu
cuerpo
extendido
y ausente.
El sabor de tu piel
y
los pliegues
de tu
voz
se han
instalado
en mi entrecejo
y ahora
me desangro
en tu indiferencia.
La barca se agita amarrada
en un tormentoso
muelle
de gemidos ausentes.
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