viernes, 17 de febrero de 2012

SEÑORES Y SEÑORAS REPRESENTANTES DEL PUEBLO

foto del Congreso, gracias a: webblog.web-20.com.ar
Hubo un grupo de soñadores
que, tal vez acompañados de sedosas
y sensuales botellas,
imaginaron una humanidad
de iguales: fraternos y libres.

Sus voces y sus puños
ensangrentados (como siempre)
más de lo que es heroico
contar
impusieron nuevas
tablas de la ley
nacidas del barro cotidiano
y no de un omnipotente tirano.

Con el correr de los siglos
de contradicciones, idas, venidas,
engaños y dobleces
pensaron que este nuevo
código de la felicidad
podía construirse en la realidad.

Estos locos poetas de la dialéctica
lograron despertar
a sus adormecidos pueblos
(cansados del peso de sus dictadores)
y fueron consagrando
altares y templos
a las diosas “instituciones”.

Cuando fueron muriendo
los fundadores de esta
“religión laica” (la democracia moderna)
los nuevos pontífices
vieron que podían
vender(se) a las garras
de los poderosos.

Una a una fueron
convirtiendo
las sagradas conquistas
en papeles muertos.

Los somnolientos pueblos
fueron volviendo a la siesta
de la ignorancia
y, televisor mediante,
conformándose con la galleta
 dura
de la realidad.

Hoy, con paso de ganso,
desfilan descreídos
pensando que así fue armado
el paraíso.

Ya vendrán nuevos poetas
 locos
a gritar en las plazas
o, como los indios americanos,
olvidarán todo
y la selva cobrirá
sus constituciones
y sus leyes
convirtiéndolas en ruinas
arqueológicas
de un futuro que (tal vez) ya pasó.

Hace unos meses comencé a redactar una serie de "discursos" dirigidos a ciertos grupos de personas... Pensé que sería oportuno compartir uno de ellos. Cualquier parecido con Ernesto Cardenal no es casualidad, es de copión nomás...

domingo, 12 de febrero de 2012

LIBERTAD


Extraído de "datuopinion.com" Gracias


La libertad es un largo
engaño
que nos abruma
desde las culpas. 
La libertad es una cárcel
uruguaya
que, en su sarcástico nombre,
nos demuestra el teorema.
Infinitas telarañas
enredan
los días, las noches
y los sueños
para llenarnos de vacíos
infinitos
que invitan a dormir
sin -tal vez- soñar.